Por José Carlos Navarro Muñoz
El eslogan reiterado hasta la saciedad repetido por los lideres de nacionalismo y socialismo, es que la COPE además de engendrar odio, miente. No dicen en que miente, como, cuando y dónde. El esperpento valleinclanesco llega con el reaparecido en escena, Jordi Pujol. Comenta el prócer aleccionador de empresarios catalanes, que la COPE le produce urticaria, aunque matiza que no escucha esa radio. Oir para creer. Debe ser que las ondas hertzianas de la COPE transmiten un virus contagioso, además mutante. Muta el virus de oyente de la COPE a nacionalista catalán. Es una urticaria distinta a la que le producía el Estatuto catalán, al iniciar su lectura, al alcalde socialista coruñés. Este al menos tocó con sus manos el texto.
Tal vez para cerrar la COPE en vez utilizar la vía de la veracidad de la información, lo deban de hacer por la vía de la sanidad y las enfermedades contagiosas. Lo malo es que alguién pediría que también pusieran en cuarentena las sedes nacionalistas, no vayan a contagiarse las payasadas que protagonizaron en la sede de COPE en Madrid, unos enmascarados acogidos por dos diputados de ERC en el Parlamento.
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