Desconocer a la terca hidra etarra
Quienes vienen siguiendo desde décadas la crónica del terrorismo etarra, tienen la certeza cuasi absoluta de que siempre triunfa la violencia en sus filas. Sólo es suficiente repasar la historia de la banda criminal, de sus históricos, arrepentidos, depuraciones y su entramado social. Esta historia se contradice con las repetidas y manidas palabras del ministro de Interior, José Antonio Alonso, que "hay condiciones para la esperanza sobre el fin de la violencia", y "no bajar la guardia". Cuando el objetivo anexionista e independentista de los cabecillas y sus voceros, sigue como onda sonora de fondo, resulta difícil comprender cuales son esas condiciones que vislumbran el réquiem al crímen. Más de cuarenta años de vida en una persona, difícil es hacerle cambiar de ideas y costumbres. Menos aún para la banda, por un puñado de lentejas cuando lo que quieren es hasta el cocinero. No es cierto como dice el ministro, que ETA no haya cometido ningún asesinato desde hace dos años y medio, porque la Policía y la Guardia Civil "han hecho todo lo que tenían que hacer para evitarlo".
No lo ha hecho por debilidad ante el acoso de estas fuerzas, unidas a la judicial y el pacto anti-terrorista.
Aún así, la hidra siempre aparece con sus cabezas, más longevas cuanto más sanguinarias. Dudando Alonso, incluso de las últimas informaciones de dos corrientes, radical y posibilista, demuestra que no hay mas ciego que quién no quiere ver.
Ahora bien, la conditio sine qua non para que el Gobierno hable con ETA, es que haya un abandono de las armas total, objetivo y demostrable, sólo representa podar las hojas al árbol enfermo. ¿Alguien ha hablado del abandono de los objetivos, que implican incluso a Estados miembros de la Unión Europea, siquiera para hablar en democracia?
José Carlos Navarro Muñoz
No hay comentarios:
Publicar un comentario