25.12.05

CÓMICOS

Cómicos
José Carlos Navarro (Mérida)
 
Tenemos constancia de los cómicos actuando en las cortes medievales, donde en ocasiones los reyes eran acompañados para su ocio los conocidos enanos, cuya lengua consentida no tenía límite. Entrañable por su realismo tierno y a la vez cruel, es la película "Cómicos" protagonizada por Fernando Fernán Gómez. Su novela "El tiempo de los trenes", ambientada en los últimos años de la República y en los primeros de la posguerra, escenifica aquellos tiempos en que los cómicos pertrechados de todos sus enseres, viajaban en tren por España cargados de baúles en eternas giras matizadas por la nostalgia. La democracia devolvió la comicidad sin límite, a la sátira no se le resiste ninguna persona o sujeto jurídico. Televisión, radio, prensa, y ahora internet, hace llegar la comicidad crítica a cualquier rincón de nuestras viviendas. Sin desmerecer geniales representantes universales de la comedia, mientras Chaplin concentró el acervo existencialista en sus "Luces de Bohemia", no dudó en elevar la comicidad a denuncia al totalitarismo con su "Gran Dictador"; Stan Laurel y Oliver Hardy formando el dúo cómico denominado El Gordo y el Flaco, per secula seculorum, en icono de este genial género se convirtieron.

Reírse de la patria, la Iglesia, el ejercito y el centro-derecha es habitual en democracia, nadie se ha rasgado las vestiduras. Que el Grupo Risa burle controles obligados y gaste una broma a la izquierda boliviana apoyada por Chávez y Castro, provoca reacciones como si de crisis de Estado se tratara. Tanto como que el cuerpo ministerial abandera la reacción en forma de dúo , formado por López Aguilar y Moratinos. El esbelto legislador jurídico López Aguilar, califica la broma a Evo Morales de "episodio lamentable por el que se intentó humillar y vejar a un presidente electo de un país amigo que merece respeto". Moratinos, con más peso gubernamental, convoca al nuncio del Vaticano en España, Manuel Monteiro de Castro, como si de la gracieta de los humoristas de COPE fueran razón de Estado. Mejor no hacer memoria de tiempos pasados, que dicen nunca fueron mejores.

Reir es sano. La broma no biyectiva no es comedia para todos. No es lo mismo reirse de alguien que reirse con ese alguien. Los cómicos no tienen límites. Quienes se los ponen, sólo les interesan las unidireccionales dianas, utilizándolos realmente como arma. Entonces dejan de ser cómicos para pasar a ser ejercito de la palabra. Si al cómico lo convierten en mensajero de asuntos graves, mejor responder a estos turbios asuntos que matar al cómico, convertido en mensajero.

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