18.3.06

EL PEPEÍSMO (DLEON/ED/DSXXI)

El Pepeísmo
 
Alguno de los buenos que definía un Alto cargo, tuvo la suerte de despachar con el icono del gulag, José Estalin. Afortunadamente antaño no tuvo poder suficiente para hispanizar , la caída forma comunista de gobernar al pueblo. La falta de rumbo ideológico del actual marxismo-comunismo se refleja en patéticos referentes de dictadores tropicales o repúblicas religiosas radicales. Entre tal galimatías se recuperan por los ideólogos antiliberales, las referencias de las directrices de Engels en cuanto a la familia y su control. Es donde entra el caballo de Troya del homosexualismo y el feminismo, agresivos hasta la extenuación contra la familia o los grupos sociales o políticos que la defienden; contradictoriamente benévolos ante la radicalidad de los regímenes que pretenden aliarse, caracterizados por su homofobia y consideración de la mujer como ser inferior al hombre.
Esto, fácilmente demostrable en las actuaciones cotidianas, tuvo su peculiar escenografía en el Parlamento con el abandono de sus asientos de las diputadas comunistas (ex-socialistas) de IU y PSOE. La simple excusa , una referencia oratoria a la vestimenta de la vicepresidenta, para el "levantamiento" del nuevo gulag del feminismo radical comandado por el imaginativo financiero-industrial José Montilla. Aparte de cortinas de humo diversas, propias de los regímenes ocultistas, estas nuevas secciones del movimiento vienen a hispanizar lo que el anciano líder no pudo. Reblandecer la dureza mediante suaves formas hispanas, con su golpe de gracia impactante. Una fotografía vale más que mil palabras, don José rodeado de feministas agraviadas retoma al duro soviético José. Es la simbiosis de lo viejo con lo nuevo y su colorido, el pepeísmo. En vísperas del día de San José, los Pepes lo celebran. Los "José Luises" también, incluso el autodenominado feminista radical, aunque sea por el día del padre al ser laicista. Ha nacido el Pepeísmo, el que entronca con la historia del hermano de Napoleón, Pepe Botella, y la Constitución que lo combatía, La Pepa.
 
 
 

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