OPINIÓN Los abuelos de la Guerra Civil |
Por una explicación de la violencia doméstica en una hoja parroquial se ha atacado cruelmente a la Iglesia, atajada momentaneámente con una condena del arzobispo de la diocésis. Por otra parte, la disciplina de voto nos hace reflexionar sobre qué mentes se ocultan en los cuerpos que ocupan los asientos parlamentarios. Desde casi el comienzo de la democracia ha ocupado escaño José Luis Rodríguez Zapatero, quien desde entonces hasta ahora piensa en la Guerra Civil y en su abuelo muerto. Para él, la Transición no existió, según se deduce de sus palabras, luego toda violencia podrá ser justificada, excepto la que puedan ejercer sus no partidarios.
Quién no condena la violencia, cualquiera y entre ellas la terrorista, no puede ejercer en un Estado democrático de Derecho como es España. Menos aún como máximo dirigente del país, donde las palabras confirman los hechos a los que ultimamente estamos asistiendo.
José Carlos Navarro Muñoz. Badajoz.
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