19.2.06

Souvenirs, lengua y justicia (LA RAZÓN / DSXXI)

 
 
Doble rasero
José Carlos Navarro - Mérida (Badajoz).
Contemplando el crucifijo inmutable que desde decenas de años, preside la mesa desde la que escribo, no puedo menos que lamentar el libre comentario del Auto del TSJ de Cataluña. Aclara el Auto que desestima la querella contra Carod y Maragall por la burla y mofa hacia Cristo, los cristianos y la corona de espinas, por no constituir tales actos tipo delictivo alguno puesto que tal corona es un souvenir. Consideración al margen de que sea tipificado como delito –dentro de una jurisdicción que pretende ser última en Cataluña–, me haga pensar que pueda ofender más el que autoriza el escarnio que el que lo realiza. Justicia final en un territorio con lengua distinta a la castellana, limita más la relación de los catalanes con el resto de España. ¿Cómo se podrá uno defender de agresores catalanes, que sólo sean juzgados en Cataluña y en catalán? No dijo ninguna banalidad el presidente del CGPJ cuando se refirió a este tema y fue indignamente atacado.
   Una simple transacción comercial de las existentes entre empresas catalanas y el resto de españolas, incluso tendrán que ser defendidas en catalán. Baste recordar que los tribunales de justicia y el de Derechos Humanos de la Unión Europea, permiten los dos idiomas oficiales del francés e inglés, así como el idioma del país que interviene en el pleito. Si es español el que reclama a Europa justicia, podría expresarse en español, sin perjuicio de las resoluciones dictadas en los idiomas oficiales. Aquí en España, con la Constitución que obliga al castellano, se pretende que sea el catalán el único medio vehicular en Cataluña, incluso el de la justicia. Flaco favor le están haciendo a los catalanes y a sus libres relaciones, en la creación de su Babelia ficticia.
 
 
 

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